La ansiedad y la depresión son muy diferentes. Mientras la primera acelera las actividades, la depresión las diminuye. Aunque corran siempre la una tras las otras, las dos acaban encontrándose porque, luego de la ansiedad, llega siempre la depresión.
De tiempo en tiempo, conviene hacer una pausa y evaluar la vida.
Entremos en nuestro corazón y no tengamos miedo de vernos, de reconocernos en el espejo de nuestras acciones.
La verdad muchas veces nos duele, nos humilla, pero es la verdad.
Es mejor conocer nuestra realidad, aunque no nos agrade, que ilusionarnos con una falsa imagen. La verdad siempre nos lleva a Dios,
En lo profundo de nosotros esta dios, el es la mano que se extiende para aliviar nuestros dolores e indicarnos el camino
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